1/4/ 1500: Hoy vuelve Leonardo de Florencia a visitarme una temporada y a recoger unos planos.
Fui al puerto de Venecia aa recibirle. Estuve un buen rato esperando ya que su bote se había retrasado bastante. Llegó a Venecia sobre el medio día. Al llegar me dio un abrazo y nos dirigimos a su casa con una ligera rapidez. Le encontré muy nervioso y asustado, pues me explicó que una entidad le perseguía. Me quedé muy impactado ya que Leonardo es una persona muy pacifista que nunca haría daño a nadie. Decidí dejarle que se aposentara tranquilo.
2/4/1500: Me levanté con mucha energía, como de costumbre, bajé alegre a desayunar, pero una llamada a la puerta derribo mi alegría, pues era mi vecino. Mi vecino es un hombre alto, corpulento y con mucho pelo. Él siempre ha sido muy malhumorado, bastante irritante y muchas veces molesto, pero dentro de todo eso es un buen hombre. Me empezó a contar que un hombre ha estado cantando en la plaza toda la noche y no lo a dejado dormir. Yo me quedé perplejo porque me lo explicaba a mí, como si yo tuviera la culpa, entonces me digo quién era aquella figura que le molesto. Le dige que no se preocupara que no se volvería a repetir. Cerré la puerta y subí las escaleras de mi casa de dos en dos y llamé a gritos a mi hijo. Raudo mi hijo salió de la habitación preocupado y me preguntó qué había pasado, entonces le pregunté porqué se había pasado la noche cantando en la plaza. Me dijo que él no lo hizo para molestar a mi vecino si no para molestar a Da Vinci que reside en la otra parte de la plaza. Anonadado le pregunté que si su entidad de herreros era la que perseguía a Da Vinci y me dijo que sí. Me explicó que no quíeren a ese bastardo en la ciudad, no me quiso explicar el motivo, solo me digo que no descansaría hasta ver desaparecer a Leonardo de Venecia.
Quise ir a ver a Leonardo pero no tuve tiempo y decidí ir al día siguiente.
3/4/1500: A primera hora de la mañana me dirigí a casa de Leonardo. Me recibió su padre Piero da Vinci, que ya no tenía muy buena cara ya que ya tiene 73 años. Me dirigí al estudio de Leonardo donde él estaba, me dio un abrazo y le expliqué quien era el grupo que le perseguía, pero no le dije que el cabeza de todo aquello era mi hijo. Sorprendido me preguntó por qué ellos, pero no le pude responder ya que no lo sabía. Me dijo que no me preocupara que iría a hablar con ellos.
(Una semana más tarde)
10/4/1500: Mi hijo me despertó en medio de la noche porque necesitaba mi ayuda, me levanté con los ojos medio cerrados y le segué. Llegamos a una taberna muy pequeña donde no había nadie, me dijo que me escondiera detrás de la barra y esperará. De repente entró Leonardo y se sentaron en una de las mesas. Empezaron a discutir sobre el tema de abandonar Venecia hasta que una figura oscura cerró la puerta de un portazo. No pude ver quién era ese hombre, pero era un hombre muy robusto. Pensé que era mi vecino, pero lo descarté al quitarse la capucha, ya que no tenía pelo. Cogío por el cuello a Da Vinci y le amenazó. Yo le tiré un quinqué a la cabeza, la taberna empezó a quemarse, cogí a mi hijo y a Leonardo y salimos corriendo de esa siniestras escena. Nos dirigimos a la plaza, al llegar le pregunté, a mi hijo: “¿Por qué los herreros quieren que Leonardo abandone la ciudad?” el me respondió: “Porque él ha matado al hijo del señor de la taberna”. Leonardo le dijo: “Yo no he matado a nadie”. Mi hijo se dio cuenta de que todo había sido un truco del señor de la taberna para echar a Leonardo de Venecia pero la pregunta que nos hicimos todos era: “¿POR QUÉ?”